viernes, 31 de diciembre de 2010

Los privilegios de los Controladores. El retorno.


Permítanme que les diga que es una pena que lo grave nos aplaste con su peso mostrenco, obvio, plano; y que la camisa de fuerza de la inmediatez, que es esa soberana tiránica, esa forma de vida única, esa orejera de burro y para burro, nos someta a su camino. Hubiera querido hablar de otra cosa hoy. Justo ahora que desde una grieta en el asfalto, a nada que tuviéramos tiempo para escuchar, podría estar llamándonos una voz que dijera ser la Justicia, y nos pidiera que buscáramos entre las zarzas cercanas la palabra mágica para deshacer el hechizo que la mantiene presa. Justo ahora que el aire trae noticia, en un susurro casi imperceptible, de qué hay que decir para deshechizar el mundo de sus ataduras pepiñas. Pero nos lo vamos a perder. Y usted se lo perderá por lo que sea, pero yo me lo voy a perder porque soy un privilegiado.


¿Pero realmente lo soy?

Para saberlo habría que, como empezamos a hacer en el último post, ver qué es un privilegio y de qué forma se goza de él, quién y porqué lo goza. Vamos a ello.

Ya hemos visto que por tener agua corriente, algo que comer, estar vivos o tener un trabajo somos todos unos privilegiados. No serán éstos, por lo tanto, privilegios controladores. Veamos algunos otros:

El privilegio del salario y aledaños






Yo se, querido lector espectral, que usted quiere hablar de esto. El dinerito. Les pesetes. ¡Claro que sí, hombre! ¡¡Fuera complejos!! ¡¡Salgamos del armario de las razones humanitarias!! ¡¡Quememos el sujetador de los derechos del usuario!! ¡¡Dejémonos largos los pelos de esas dos hermanas voluptuosas, la envidia y la avaricia, y hablemos de la pasta gansa!! Uy, que liberación de repente. Qué goce erótico-dinerario. ¡Uy! ¡¡Aaay!! ¡¡¡Ay, que me viene, que me viene, que me aaaaaaaaaaaaahhh, cuuuuuuuuuuuuuuuuuanto cobran los controladores??!!! ¡¡¡Ufff!!!

Mientras se fuman el cigarrito, les cuento: Esa pregunta-orgasmo es única. La ha hecho y fomentado el ministro encargado de fomentar cosas. Y es que esa pregunta es el camino abierto por los padres de la patria al disfrute democrático, al placer general de la información. Pero no de una información cualquiera, si no de aquella que abre el camino para, o bien sentirse superior al que cobra menos, o bien dar rienda suelta a la indignación justa que se siente cuando otro cobra más. Es decir: si fomentamos la comparación de sueldos entre los ciudadanos a través de, por ejemplo, un ministro; y si les damos las cifras de una forma determinada, puede pasar que el otro cobre menos. Entonces, con satisfacción personal decimos:
- Claro. Por que mi trabajo vale más. 
En este caso lo de menos es si vale o no vale más. Lo importante es que quede claro que yo cobro más porque es así, porque yo lo valgo. Ahí no hay privilegio. Ahí hay derecho.

Pero también puede ser que el otro cobre más. Entonces, muy enfadados, decimos:
- ¡¡¿Cómo va a cobrar más que yo ese cabrón?!! ¿Pero será hijodeputa? 

Como ejemplo de ésto último, un probo director de medio de formación de masas, en uno de esos juicios sumarísimos que tanto disfrutamos y que se desarrollan por personal altamente cualificado en esos tribunales de excepción que se llaman "Tertulias Radiofónicas", tuvo a bien explicarlo todo. Primero, y de forma previa a todo razonamiento, condenó a los controladores a ser los culpables de todo. Y ésto por que él, tras un proceso de investigación concienzudo, lento y meticuloso que consistió en escuchar al Ministro de Fomento durante más de dos minutos pero menos de tres, lo vio claro. Después de disparar, como suele ser habitual con  estas cosas, expuso sus argumentos. Se reducían básicamente a uno: Yo también tengo mucha responsabilidad y no llego a esas cantidades que dice el ministro. Mola, ¿eh?. No dejemos pasar la ocasión de extraer la

CONCLUSIÓN PRIMERA: Un salario es alto o bajo en función de la sensación que a uno le queda tras escuchar al ministro hablar de él. Si los medios de formación de masas tienen razones para difundirlo, la sensación adquirirá rango de verdad absoluta.

COROLARIO A: Si le caes mal al ministro, o necesita bajarte el salario para nosequé, tu salario será tan alto como sea necesario para llegar a categoría de privilegio insostenible.

COROLARIO B: El salario del ministro nunca será alto.

EXTRAPOLACIÓN PRIMA: Nunca se hablará del salario del ministro.

EXTRAPOLACIÓN SEGUNDA: Los controladores son unos privilegiados.

¡¡¡Santo Dios, qué vicio!!! ¡Qué barbaridad, que ímpetu económico-salarial! ¡¡Quítense la mano de esa cartera!! Voy, voy, no se aceleren que esto acaba mal y van a acabar teniendo un coitus interruptus. Y esas cosas, si no acaban donde deben, pues muy mal, por que acabamos sintiendo desazón sin saber por qué. Calma, sobre todo calma.

Atención, que va: yo cobro lo que dice mi convenio colectivo que tengo que cobrar.

Ya, ya se que eso no deja contento a nadie. A mi tampoco, claro. Les cuento por qué y voy acabando:

¿Cómo es mi sueldo?

Yo cobro lo que está publicado oficialmente.
Yo no puedo revisar mi sueldo a conveniencia.
Yo no tengo bonus al final del año.
Mi sueldo estaba sujeto a una negociación colectiva.
Cuando he cobrado extras, lo he hecho con el beneplácito de la empresa, y a instancia suya.
El precio de las extras ha sido el que ha ofrecido amablemente la empresa.
Sobre lo que cobro pago impuestos. Todos.
No puedo compatibilizar otros sueldos.
No tengo primas de productividad por tener buenos resultados (aunque si los tengo malos puedo acabar en la cárcel y con multas de hasta 350,000 euros).
Mi sueldo sale de una tasa, es decir, de un impuesto que paga el usuario del servicio que presto. Si no lo presto, no lo paga. Si lo presto mal me puede demandar. Si lo presto mal me pueden multar.
Mi sueldo está en consonancia con los requisitos académicos, psicotécnicos y físicos que me han pedido.
Hay sueldos por cuenta ajena mucho mayores, menos justificados y, sin embargo, se abre un debate público y amañado sobre mi sueldo. Sólo sobre el mío.

Sin embargo:

¿Cómo son otros sueldos?

Hay gente que pacta su sueldo de una forma y lo cobra de otra. Y pudiera ser que lo oficialmente dicho y lo cobrado no coincida. De esto no puedo dar ejemplos. No puedo.
Hay gente que se puede revisar el sueldo a voluntad todos el años. Por ejemplo, los señores diputados.
Hay trabajadores que cobran bonus al final de cada año (y en medio también). Por ejemplo algunos empleados de banca, de constructoras etc. El bonus se recibe siempre, incluidos los tiempos de crisis. Pregunten, pregunten.
Hay personas que establecen cual es su sueldo a través de sus órganos rectores. Por ejemplo, los jueces. Por ejemplo, los señores diputados. Y un largo etc. En esos órganos rectores están ellos mismo. Vaya, vaya.
Hay personas que tienen un tipo reducido de impuesto. Por ejemplo, los señores diputados. Además, hay gente que declara lo que declara. Mi nómina es grande en términos relativos. Pero es limpia.
Hay gente que ha compatibilizado diferentes cargos todos ellos muy bien remunerados. Por ejemplo, algunos de mis jefes. Por ejemplo, los señores diputados. Por ejemplo, me aburro de contar.
Hay gente que habiendo conseguido unos resultados cuatro veces peores en 2010 que en el año anterior, han cobrado el mismo sueldo que en el año bueno.
Hay sueldos que salen de los impuestos de todos los españoles. Por ejemplo, lo señores diputados. Si no saben hacer su trabajo, o no quieren hacerlo cobran lo mismo. Si lo hacen mal cobran lo mismo. 
Hay sueldos, mayores que los míos, que remuneran un puesto de trabajo al que se puede acceder sin estudios, sin experiencia laboral, sin requisitos personales. Por ejemplo, los señores diputados.
Sobre los sueldos que no sean de controladores aéreos no se abre debate alguno. Por ejemplo, los señores diputados.


Conclusión

En todos los aspectos de mis remuneraciones encuentro gente mucho mejor colocada que yo. Yo nunca me había fijado, porque siempre pienso que lo importante es luchar por que mis condiciones sean lo mejor posible, y no que las de los demás sean inferiores a las mías. Por eso no entiendo esto:

Hay trabajadores por cuenta ajena que cobran más que yo. Pero yo soy un privilegiado.
Hay gente que cobra lo que quiere, y yo no. Pero yo soy un privilegiado.
Hay gente que cobra lo haga bien, mal o regular. Yo no. Pero yo soy un privilegiado.
Hay gente que cobra del estado, pero yo no. Pero yo soy un privilegiado.
Hay gente que compatibiliza sueldos que yo no puedo. Pero yo soy un privilegiado.
Hay gente que tiene primas de productividad, pero no pagan por su mala gestión. A mi me pasa al revés, pero yo soy un privilegiado.
Hay gente que accede a puestos de trabajo muy bien remunerados y con muchas ventajas y privilegios sin demostrar nada de nada. Yo tengo que demostrarlo, pero yo soy un privilegiado.

No sigo. No entiendo nada. España está llena de privilegios. Algunos legítimos. Otros, no tanto. De los "no tanto", los mayores acumuladores son los señores diputados. Pero hay más. Y precisamente los señores diputados, ayudados por algunos de los otros, han conseguido convencer a España de que yo soy un privilegiado. Y a mi no me salen las cuentas. ¿Por qué querría un grupo de privilegiados como los señores diputados sacarme a la palestra, fomentar la envidia, atizar los juicios sumarísimos contra controladores, hechos por tribunales de excepción, darle un paseito a la Constitución y llevársela de vacaciones lejos de aquí? ¿Y por qué querrían los medios de formación de masas echarles una manita? Algo huele mal en Dinamarca, y antes de que se pudra del todo - y ya va quedando menos -, nos adentraremos en el mundo de Los Privilegios de los Controladores. La Jornada Laboral y otros privilegios.

Desde mi burbuja Freixenet particular, rodeado de los verdaderos privilegios que sí tengo - hoy volvió a amanecer, tengo salud, las grietas me siguen llamando, el viento susurrando en el oído, las sonrisas de los demás me contagian, sigo sin tener prisa, etc -brindo con una taza de te verde y les deseo de todo corazón (pero de forma discreta, no sea que mañana salga un Real Decreto prohibiéndomelo) un feliz año nuevo. 

martes, 21 de diciembre de 2010

Los Privilegios de los Controladores


Hoy, precisamente hoy, 

Debiera haberos contado
Que las palabras
No son si no el aire perfumado que expira
El mundo cuando ellas sonríen
pero, ¿como hablar de lo necesario cuando lo urgente muerde mis tobillos y me obliga a prestarle atención, como un perro de presa, inconsciente, capaz únicamente de bloquear su mandíbula de inmediatez sobre mis huesos lentos y diferidos? ¿Cómo podría hoy no sentirme un privilegiado, si hoy, precisamente hoy, ha vuelto a amanecer? Ha sido esta mañana, y, si no lo hubiera estado esperando, hubiera jurado que ha sido a traición. Y es que ayer estuve trabajando y , mientras lo hacía, entre improperios de algún piloto, silencio cómplice de otros que saben que son los siguientes, y la organización al bies con cruzadillo doble de mi centro de trabajo, me dio por poner en orden mis privilegios. O sea, contarlos y clasificarlos. Y he llegado a conclusiones contradictorias que en seguida les cuento, mis queridos lectores holográficos. Y me ha dolido la cabeza, porque, sin querer, una frase se repetía en mi cabeza. Era una frase automática que salía de lo más profundo de mi Glándula de Puaj, que es la encargada de segregar la hormona Nopuedeser que como ustedes saben forma parte del aparato excretor y sin ánimo de lucro. La frase decía así: ¡¡¡En Españezuela vuelve a amanecer!!!. 





Al repetirse la frase como un mantra tántrico, poco a poco de los pelos de mi nariz iba saliendo un fluido viscoso, verde y fluorescente que, cuanto más subía el volumen del mantra, más forma cogía hasta acabar convirtiéndose en un busto de unos 3 metros de alto. El busto era parlante y de sus labios era de donde salía la frase una y otra vez, y al proferir la frase el busto, viscoso y maleable, cambiaba de semblante. A veces parecía Hugo Chávez, para pasar a asemejarse a José Blanco y luego, en una transición muy sutil, al General Franco. Y entre frase y frase se formaba una cara blanca y barbuda, como de Rubalcaba, que decía con voz de globo de helio: Alarma, privilegiados aproximándose, alarma. Justo cuando un mandril dorado enorme, con calzón de Supercontroller entraba en escena y decía: Por fin nos encontramos, Malvado Bustofacha. Te haré una pelotilla y ...., en ese momento noté la mano del teniente sobre mi hombro, y su voz marcial y a la vez cercana me decía ¿está usted bien, buen hombre? Yo desperté, le dije que sí, claro, por que si le digo que no me pueden caer cuatro millones y medio de euros de multa - y a pesar de mi sueldo privilegiado, ahora no llevo nada de suelto - y me recompuse. De esta experiencia he sacado 3 conclusiones y un corolario:

1º                            Tengo que sonarme los mocos y cortarme los pelillos de la nariz antes de ir a             trabajar.

2º                                   Tengo que hacer el descanso reglamentario en otro sitio que no sea el propio fanal de    la torre de control.

3º                                  Tengo que dejar de desayunar panceta con chocolate. O al menos no mojar la panceta.

COROLARIO:      Tengo que cambiar de trabajo.

¿De donde ha salido todo este gran moco? Pues eso. Volvamos a los privilegios.


Anuncio y establecimiento de unos privilegios cualesquiera: El Privilegio Automático

Así que un buen día cualquiera, temprano por la mañana, un político cualquiera con un cargo de ministro cualquiera y de una talla aproximada coge, agarra, va y sale en los medios de comunicación lanzando este mensaje: Los controladores son unos privilegiados. Y después de eso, mira a la cámara, pone cara de Presidente por Accidente y dice: "los controladores ganan ..." y después suelta una cifra que ya quisieran ustedes. Pero ustedes no la tienen. Y por fin tenemos una ecuación: Controladores + la palabra "privilegios" + cifra suficientemente grande para envidiarla, pero suficientemente pequeña para no llamar la atención sobre otras mayores pero inalcanzables + usted no la tiene = X. En un ejercicio de álgebra básica para controladores y mandriles, despejo la X y me sale que soy un sinvergüenza. Y a usted también. Nótese que no ha mediado ningún proceso crítico en la operación, que la reflexión, esa capacidad serena y austera, ese freno de carreta, está ausente. O sea, que nadie se ha parado a pensar si esa operación es legítima desde el punto de vista moral, profesional e incluso, natural y otras cosas que acaban en -al. Soy, por lo tanto, un privilegiado automático, es decir, un privilegiado por adscripción directa, o, lo que es lo mismo, un privilegiado por decreto. Si sale un ministro diciéndolo, si los medios de comunicación lo certifican, si el pueblo y quinientos mil millones de moscas lo creen así, debe ser verdad. 

Pero una luz roja se enciende, un sol en pleno polo norte, una nube en medio el desierto, un curriculum con título universitario y experiencia laboral en el consejo de ministros, una rareza, sí, pero aparece y nos dice que paremos un momento. Que quedan algunas preguntas básicas sin respuesta. Que vale, que los linchamos, pero primero hay que saber por qué. 

-  Coño, por que son unos privilegiados, jodé. 

Bien. Vale. Pero antes un par de breves consideraciones sobre los privilegios.


Del hecho de que la palabra Privilegio no tiene que tener una consideración peyorativa (o mala), o de cómo un gobierno considera democrático igualar por abajo, en vez de por arriba

Más de la mitad de la población mundial no tiene acceso al agua potable en condiciones dignas. La mayor parte del resto de la población tiene un acceso restringido y en condiciones penosas. ¿Tiene usted grifo en su casa? Es usted un privilegiado. ¿Tiene usted para comer? Porque debe saber que la mayor parte de la población mundial pasa hambre. ¿Puede usted comer hoy y no pensar mucho en los que no pueden? Es usted un privilegiado. Radicalicémoslo aún más: ¿Va a morir usted hoy? ¿Sabe cuántas personas van a morir hoy? Es usted un privilegiado. ¿Tiene usted hoy trabajo en España? Si la respuesta es afirmativa, es usted un privilegiado, porque 4 millones de españoles en edad de trabajar no pueden. Y así sucesivamente.

Frente a estas situaciones y la cualidad de privilegiados de aquellos que se encuentran en la parte buena de las preguntas anteriores, caben dos opciones: La primera, dejamos sin agua potable a toda la población, dejamos pasando hambre a toda la población, inoculamos virus letales a la población sana o dejamos sin trabajo a toda la población activa, o estaremos sosteniendo los privilegios insostenibles e injustificables de unos pocos. Sin embargo haciendo lo que hemos dicho al principio del párrafo, haremos justicia. Y haremos lo que se llama igualar por abajo. Completamente ridículo, ¿verdad?

La segunda opción es trabajar desde dónde se puede, para mejorar el acceso al agua potable para toda la población, el acceso a una dieta razonable, a la salud o al trabajo sin quitárselo a los que ya lo tienen. Es lo que se llama igualar por arriba. Mejor, ¿no?

Por poner un ejemplo menos trágico, si el porcentaje de españoles realmente enamorados de sus parejas es del 20%, entonces estar enamorado, aunque sólo sea desde el punto de vista estadístico, es un privilegio. Pues señoras y señores, como al ministro le vaya  mal en el amor, ya pueden ir devolviendo el rosario de sus suegros a sus respectivas parejas, por que mañana sale un real decreto prohibiéndolo. Aunque en este caso, y dado el estado que provoca, igual salimos ganando todos. 

Es decir, y acabo, habrá que ver en qué y de qué forma tenían privilegios los controladores. Y luego juzgar si esos privilegios son buenos o malos. Y en los buenos, lejos de quitárselos, habrá que intentar que se generalicen entre la población trabajadora.

Pero eso queda para el próximo post: Los privilegios de los trabajadores. El retorno.



domingo, 19 de diciembre de 2010

Las Guerras de los Controladores: el Glorioso Advenimiento del Conceto

Hubiera querido hoy hablarles de los ritmos olvidados del mar, de esos arcanos seductores que ensombrecen todo sentido, pero la urgencia de la situación hace que que deba aplazarlo para otro momento menos actual, menos Imperioso, como el caballo de ese hombretón espejo de virtudes para nuestros gobernantes actuales que era Jesús Gil. Y a mi, que no me acababa de convencer por lo impetuoso y por que no era muy democrático, y mira tu por donde, se ha convertido en ideal a seguir para nuestro gobierno.

EL GLORIOSO ADVENIMIENTO DEL CONCETO




Sería falso atribuir a un sólo actor de esta ópera degradada y desafinada el protagonismo. Hubo muchos, y lo que ha quedado claro es que hubo un momento peculiar, una epifanía negra, una macarrada histórica que hemos denominado, de forma muy inconveniente, el advenimiento del conceto. ¿Por qué? Por que, por magia o por destino o por conveniencia política, un día los controladores de la circulación aérea (es lo mismo que controladores, pero más largo parece como que le queda aun algo de dignidad) fueron objeto de la atención (¡Ay mísero de mi! ¡Ay infelice!) y de los desvelos de Josepho Blanco, azote de privilegiados. Y, desde hace un par de días, también de privilegiados preventivos (o sea, los que van a serlo). 

Pero el Glorioso Advenimiento, ¿pudo tener un único actor? Esto, ¿cómo es? ¿Que un día aparecieron unas hordas malvadas de controladores privilegiados con sus enormes falos (las controladores también, y con falos aun más enormes) y arrasaron y violaron a España, esa piel de toro virgen y estrecha? Venga ya. No, ¿no? Digo yo que habría alguien más. ¿Quienes fueron los actores de esta farsa, de esta mascarada subnormal?

LOS ACTORES (ELENCO DE CACA)

Por glorioso advenimiento entendemos, por lo tanto, el momento histórico en el que todos los actores de este vodevil se juntaron. Y, entonces, ¿quienes son los actores? Pues los actores son:

El anteriormente conocido como "Cuerpo profesional de Controladores de la Circulación Aérea", ahora "Esos controladores hijos de puta privilegiados". Hace referencia a unos seres humanos que tenían como profesión separar aviones, y que ahora tienen como profesión salir adelante como buenamente puedan con 27 días laborables al mes, los otros 3 hay que devolverlos; que si se ponen malos pero no lo suficiente, son objeto de multas de hasta cuatro millones y medio de euros; expedientes disciplinarios hasta por toser; una sociedad encima que considera a los terroristas del 11-M mejores personas y mejores mandriles que los controladores; un gobierno sin cualidades (iba a decir morales, políticas, éticas y personales, pero lo dejo así mejor) que ha decidido utilizarlos para ... para ... bueno, para todo; y en sus ratos libres, controlan sus aviones en ese clima inmejorable. Efectivamente, querido lector protoplásmico, la conclusión es esa que está pensando: viaje con nosotros si quiere aventuras.

Los gestores y el Ente Gestionado, o AENA. Efectivamente, y aunque no se lo crea por que parecía que la gestión estaba guiada por una mula parda, que es como hacían los caminos antes, hay unos tipos y tipas encargados de gestionarnos. Y yo los aplaudo, por que estoy seguro de que son gente capaz y con un sentido intachable de la justicia. No cabe en  mi cabeza que cualquier alto cargo de AENA fuera capaz, como hacen en otros sitios, de estar en misa y repicando. Fíjense que las malas lenguas dicen que algún alto cargo, hombre de gran experiencia empresarial, era consejero de una gran constructora justo antes de ser, por ejemplo, Presidente. E incluso justo en medio al coincidir en el cargo durante algún tiempo en el ente y en la constructora, concesionaria de alguna que otra obra en Galicia y sus aeropuertos. O por ejemplo que algún aspirante a controlador aéreo que nunca superó las pruebas, de repente pase a gobernar controladores. Las malas lenguas dicen que no una única vez. Las mismas malas lenguas dicen que no nos quiere, que no. Ejemplos de limpieza y sentido de la justicia. Ejemplos de honestidad personal y de indiferencia ante el poder, siempre centrados en la gestión. Y por supuesto, también hay controladores en puestos de gestión, grandes profesionales (iba a decir también que grandes mandriles, pero como no van a leerse el primer post de este blog, igual se piensan que es algo malo y se ofenden, así que no lo digo), y grandes compañeros.

El sector político, representado por el Ministro de Fomento, los Secretarios de Transporte, y todos sus alegres muchachos y muchachas, compañeros de ¿profesión?, y gentes altamente cualificadas. Baste decir que para ser controlador tan solo hacía falta tener una carrera universitaria, un nivel muy alto de inglés, superar unas pruebas selectivas de muy alto nivel que en mi caso incluyeron 10 horas de sicotécnicos, algún que otro requisito sicofísico, y superar un curso de formación que, tras haber aprobado las pruebas selectivas, dejó fuera al 10% de mi promoción. Nada que ver con los requisitos específicos para ser, por ejemplo, ministro, mucho más selectivos en materia de formación, idiomas, capacidad de gestión, experiencia laboral y un largo etc. Gente, además, con ojetivos claros y distintos: Siempre que pienso en la gestión de Fomento al frente de todo este sindiós, me viene a la cabeza la misma canción, Mami, ¿que será lo que quiere el negro?

Los medios de formación de masas. El título lo dice todo. Y por debajo el runrún que emiten sus líderes y sicarios, esa sensación de erotismo desenfrenado que provoca la adscripción al poder, sentir que te la clavan mientras te acarician la cabeza y te dicen Perro bueno, perro bueno: esta gente tiene que estar gozando. A mi no me gusta, pero, qué coño, cada uno se motiva como puede.

El pueblo. Siempre que pienso en el pueblo, pienso en los rebaños de ovejas, en el pastor que las manda para aquí y para allá, y ellas obedecen, en cómo los cerdos, cuando van a defecar, van todos juntos y originan ese olor inconfundible. Mi pueblo está en Soria y es bastante ganadero. Pero perdón, me he dejado llevar, y yo me refería a otro pueblo, el de la gente, y que sigue la cuestión a través de la información que recibe, por que no puede hacer otra cosa. ¡Ay, mi pueblo!

Pues aquí los tienen. Ellos son los protagonistas. Y antes de acabar con la promesa de una nueva entrega, las primera de las famosas Preguntas Más Frecuentes:

¿Dónde están los Enanos Anticonstitucionales? Eso, ¿dónde?. Yo no puedo decir que los haya visto. No puedo decirlo. Pero estar, están. Tómese, lector holográfico, un tiempo holográfico para buscarlos. Si los encuentra, hágamelo saber.

Y ahora, la promesa: el próximo día, por fin, hablaremos de Los Privilegios de los Controladores.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Las Guerras de los Controladores. Tachaaan. Los Orígenes.

Me hubiera gustado hablar hoy del amor, ese pájaro de terciopelo y carmín, que tan pronto canta canciones hipnotizadoras, como grazna como una harpía; pero hay asuntos más urgentes, y hoy no puedo, no puedo. Me debo al deber (valga la rebuznancia) histórico e investigador de relatar Las Guerras de los Controladores, esos seres que el comisariado político al uso pintó para todos como gentes abominables que tan pronto quieren igualdad de derechos, como de repente exigen que se cumpla la constitución; y cómo se enfrentaron, con sus armas de triple filo ensangrentadas de deseos de viaje tibio y de vacaciones en Cancún, al sublime estadista Josepho Blanco Conceto y su terrible ejército de Enanos Anticonstitucionales; y de cómo todo un pueblo llegó, por delegación y dejación de la función intelectual básica de ser crítico y tener criterio autónomo, a la conclusión de que su perfidia no conoce límites, e incluso quieren, según parece, vacaciones y días libres en el mes. De lo que ganan, ni hablamos.

Pero, mi hipotético lector, vayamos al asunto que nos ocupa.

Por que la guerra que los Ignorantes Avariciosos y su ejército de Enanos Anticonstitucionales hicieron con Los Controladores, es la más ridícula de cuantas nuestra edad y nuestro tiempo vieron, y más manipulada y espúrea que cuantas jamás hemos oído de gobiernos contra ciudadanos y de políticos contra grupos profesionales. Hay algunos que la tertulian, por no tener profesión honesta y no tener idea de lo que hablan, y juntan cosas vanas e indecentes a las orejas de los que las oyen; y hay quienes en ella se hallaron y cuentan cosas falsas, o por ser muy adictos al poder y sus rentas dinerarias, o por aborrecer en gran manera a los controladores; pero no se halla en ellos jamás la verdad que la historia requiere. Empecemos,  pues, por el principio:

LA PROTOHISTORIA

¿Cómo un pueblo desorganizado, fragmentado en grupúsculos irreconciliables, capaz de matar por un partido de fútbol, dispuesto a despellejar al primero que diga qué hay que hacer, desobediente e incapaz del trabajo en común, se ha puesto, de repente, de acuerdo? ¿Cómo es posible que este pueblo de guerrilleros indomables, de salteadores de caminos, de nobles diletantes de revista del corazón, de burguesía de slip y braga-faja, haya decidido de repente ser ejército y poner toda su energía vital al servicio de una causa común: el fin de los privilegios de los controladores, sin importarle si realmente son privilegios o si, caso de serlo, no habría que empezar por alguna otra casta más privilegiada, por ejemplo, los políticos? ¿De dónde sale esta capacidad de ponerse, de repente, de acuerdo en que hay que derogar la Constitución a guarrazo limpio, por que el sacrosanto deber de reducir a los Malvados Controladores exige ese sacrificio (que puede acabar con el estado constitucional, y que nos convierte en el hazmerreir actual de la prensa europea)? ¿De dónde sale esa necesidad íntima que tenemos los españoles de juzgarlo todo como si fuera una cuestión personal, basando el juicio en meros sentimientos, y esa necesidad de dar todo lo sentido por válido como verdad absoluta y racional? En resumen: ¿La Constitución se puede reinterpretar y variar porque yo lo valgo, y de eso estoy seguro, con el objeto de domar Controladores asilvestrados, aunque luego se quede hecha una pena, e incluso, como posible consecuencia, a mi me hagan lo mismo dentro de 10 meses, cuando una horda de Enanos Anticonstitucionales, privados de dirección pepiña y descontrolados se fije en mí y le parezca bien deshacerse de mi persona?

Ortega y Gasset, esa pareja de intelectuales filósofos españoles, a la altura de otras grandes parejas de la historia de España (va por tí, José Carlos), como Espoz y Mina, o los mismísimos Ramón y Cajal; Ortega y Gasset, decía, ya advertía que todo el problema viene de lo que describió como la invertebración de España, y que en un lenguaje más moderno podríamos  llamar también desestructuración. ¿Y eso qué es lo que es? Pues es muy sencillo: un día, como hacía bueno, a un tal Carlos V, su abuela le había dicho "Mira, Karl, cabezón, ¿qué vas a hacer con la herencia de tus padres. Porque yo había pensado, en la parte del sur plantar unos repollos para hacerte ese Sauerkraut que tanto te gusta" Carlos le contestó: "Pero agüeli, si me da mucho asco y no me gusta, y además me da gases." Y ella, debido a su dignidad real y a su savoir faire, le dijo "Tú te callas y te comes lo que yo te ponga." Ante esta situación, Carlos bajó a ver cómo era aquello de España que le habían dejado sus papás, y para evitar que su agüeli plantara repollos, se quedó, y se puso Carlos I de España y V de Alemania. Total, que a Carlos, emperador, hombre poderoso, le dio un flato mal aventao y en 1555 decidió dejar de ser emperador y dedicarse a pensar en la muerte todo el rato. Y desde entonces, no hemos levantado cabeza, porque desde entonces los Reyes de España, no han hecho otra cosa que, primero, pasarlo bien, y luego pensar en la muerte todo el rato. Y digo yo, ¿quien gobierna? Pues ese es el tema, que mientras en Europa había monarcas fuertes que asumían el gobierno y la estructuración del estado, a partir de Felipe II, el vacío de poder lo iban llenando, ora los listillos, ora la iglesia. Pero también desde entonces, y basándose en el principio de que no se aprende lo que se dice que hay que aprender, si no lo que se ve hacer al que enseña, el pueblo se dedicó a pasarlo y bien y, una vez sobrevenido el bajón postcoital (dicho en sentido hipotecario y con carácter genérico), a pensar en la muerte. Ni nación, ni estado ni na ni na. Entonces, como nadie sabía qué había que hacer en los ratos en los que no estaban pasándolo bien o pensando en la muerte, inmediatamente todo el mundo decidió que cada uno sabía perfectamente y mejor que nadie qué hacer. Si era bueno o malo, ajustado a derecho o no, basado en principios racionales o simples deseos-sensanciones, eso era lo de menos. Lo importante era tenerlo claro. Y ahora, todos tienen claro que los controladores son una panda de machos cabríos, dignos del nombre del puerco, y ya está, y como me decía un ciudadano cabreado ayer en una entrevista: "Confiéselo, ustedes son unos sinvergüenzas". El hombre ya había pensado en la muerte un rato, el coito estaba aplazado sine die, y decidió arreglar esto teniendo razón, pero como sentimiento. Sin datos, sin números claros, sin hechos demostrables. Yo, por agradar al hombre, le hubiera dicho lo que quería, pero me sabe mal por mis padres, que me estarán escuchando, y, sobre todo, por que no me tengo por sinvergüenza. O al menos, no por esa razón.

¿Y esto cómo influyó en los sucesos de Las Guerras de los Controladores? Pues de gran manera, como intentaré mostrar, mis queridos lectores imaginarios, en el próximo post "Las Guerras de los Controladores: el Glorioso Advenimiento del Conceto".




miércoles, 15 de diciembre de 2010

La Gran Cagada (una historia singular del conflicto de los controladores)

Quería, para empezar, haber escrito de otras cosas. Tal vez algo más poético, más de ficción. Incluso algún ensayo humorístico. Pero ahora mismo la cosa está que arde. Así que lo aplazo.

¿Por qué este aplazamiento? Verán, yo soy (o era, o ya no se muy bien, habrá que preguntarle al Coronel) controlador aéreo. Sí, ya se que está feo. Pero no se crean, no lo elegí tal y como está ahora. No les voy a decir que no lo escogí yo en un principio, por que sin duda el controlador se hace, no nace. O más bien, y por estirar el lugar común un poco más, nace, pero aun  no es controlador nada más nacer. Y yo tomé la decisión consciente de serlo (y además, hay cosas peores. Por ejemplo, político). Cuando digo que no lo elegí, es por que el significado de la denominación profesional Controlador Aéreo, ha variado sustancialmente desde el 4 de febrero hasta ahora, y la de ahora no es la que yo elegí: Antes del 5 de febrero, Controlador Aéreo significaba Tipo que tiene un curro difícil y de mucha responsabilidad, con algunas implicaciones chungas, pero, oyes, vosotros cobráis bastante bien, ¿no? Y tenéis un convenio bastante bueno, ¿a que sí? Jo, que suerte, oyes ¿que hay que hacer para ser controlador. Ésta es la definición del Dicshionary de la Kanfor Iuniversity, y he de decir que se ajusta mucho a la realidad. Pero, pero, pero, a partir del 5 de febrero de los corrientes (2010), la definición cambió, según se puede leer en el Dicsionairo del Ejpañol del Kongreso de los Diputados, versión revisada por el ilustre intelectual José Blanco Conceto, y que ahora dice así:




Controlador Aéreo: Privilegiado lleno de privilegios que hay que acabar con ellos y con sus privilegios insostenibles. Ganan mucho, práticamente no trabajan y tienen muchos privilegios que hay que acabar con ellos. Pero ¿serán hijos de puta, estos privilegiados? Como me cruce con alguno lo estampo, serán cabrones estos privilegiados. ¡¡¡Qué trabajen, coño!!! A cavar zanjas los ponía yo. 

Como verán, el tono de la definición ha cambiado, y tiene el marchamo y el aire correto de su autor. Pues bien, a lo que vamos: yo soy de los de la primera definición. Y ahora, estando en vigor la segunda, gracias a esa casa del saber y el conocimiento, ese tesoro de sabiduría que es el Congreso de los Diputones, que es como el de los diputados, pero con un aire más comercial, y gracias a sus prohombres más destacados, me veo en la tesitura de elegir: o soy el controlador de la segunda definición, o, con permiso de la autoridá militá compentente, no soy nada. O soy, pero poco. Me veo en breve en la segunda de las posibilidades.

Tampoco es tan difícil. Como dice esa gran masa sabia (ya saben, quinientos mil millones de moscas no pueden equivocarse), "TODOS A LA CALLE". Yo encantado, la verdad, por que es que no me veo, no me veo. Ahora que ya estamos de acuerdo en que no hacemos falta para nada, podemos tomar la siguiente medida: sustituir el control aéreo por globos aerostáticos con señales de tráfico que se coloquen en las aerovías. Siguiendo en esa línea, y dado que otro glorioso intelectual, esta vez Irlandés, va viendo que quitando pilotos se va a ahorrar una pasta, podríamos sustituir los pilotos comerciales por mandriles amaestrados, que comen poco y mal, y que además no cobran por que no saben como pedirlo. La verdad es que, teniendo en cuenta a alguno de los que me he encontrado recientemente, en algunos casos no se iba a notar la diferencia, salvo por que el mandril es más educado como mono y como persona. Claro, que, para ser justos, ellos podrían decir lo mismo de mí, y seguramente no se equivocarían mucho. El mandril siempre me ha gustado bastante. Como mono y como persona. Viendo a los padres de la patria desde fuera, ser mandril me parece muy digno.

Como corro el remoto riesgo de que alguien me lea, y como es posible que ese alguien piense que, si bien mi madre es una santa varona, yo soy un gran hijo de meretriz por tomarme esto a choteo, vaya por delante que el día tres y cuatro de diciembre-al igual que el resto de mis compañeros- no me sentí orgulloso de que, debido a esta guerra absurda, cientos de miles de personas se quedaran en tierra. Fue un desastre, y como todo desastre, hace que paguen justos por pecadores y que la gran red establecida por los actores de este bodrio se rajara por el sitio más débil: los usuarios.

En este gran maremagnum que se ha montado, o más bien que hemos montado el ministro de fomento y mi persona profesional en los últimos 10 meses, poner orden es imposible. Y la razón es que está todo tan mezclado, que da miedo verlo. El nudo gordiano se queda en un sudoku para niños, y  prefiero enfrentarme a una manada de españoles sedientos de sangre de controlador, que a un intento serio y fundamentado de desentrañar esta gran cagada.

Así que tendré que conformarme con un intento no muy serio y de poco fundamento. Por todo ello, en el próximo post les intentaré poner al día de los acontecimientos bajo el título "Las Guerras de los Controladores. Tachaaan. Los Orígenes."